martes, 4 de marzo de 2025

CUENTOS DE MI AMIGO IMAGINARIO parte I

 Comparto con ustedes un mini libro con cuentos nuevos y algunos recopilados para darle más cuerpo a esta aventura literaria. Comparto con ustedes "Cuentos de mi Amigo Imaginario"


CUENTOS DE MI AMIGO IMAGINARIO

Autor: Abdul Whitemetal

Introducción

       Érase una vez que mi amigo imaginario, me contó estas historias, diciendo que no eran reales en este lado, pero si lo fueron en su mente.  Érase una vez que el silencio le dio respiro a nuestra tierra y detenernos nos llevó de nuevo a mirar aquellos libros que habíamos olvidado,  a  volver a componer aquellas canciones que habíamos dejado de sentir, a retornar a escribir aquellas historias que habíamos dejado de vivir.

     Érase una vez que  alrededor de una fogata imaginaria, se contaron historias asombrosas sobre seres fantásticos y no tan fantásticos. Se escribieron historias entre sueños y hermosos niños pequeños. Se escribieron entre el adiós a los pañales, los juguetes parlanchines y las sombras de los ashukitos.

        ¡Mi amigo imaginario ha llegado!


Parte I

Aquel patio estaba silencioso, los restos de ese tiempo estaban aún latentes en el ambiente. Los niños exhaustos, reunidos en aquel lugar a medio iluminar, se miraban y sabían leer en sus miradas que algo tenían que hacer para que el aburrimiento no les ganara la batalla. El silencio incomodo lo rompió el doctor sonrisa, adivinen porque le decían así, ¡exacto! Por qué siempre sonreía y no paraba de querer ver a todos contentos y ayudarlos. Siempre les ayudaba cuando se caían o se sentían mal, era un niño muy vivaz, alegre y querido.  

— ¡venga tengo historias para contar!—, exclamó,  invitando a sus compañeros a acercarse. Y todos lo miraron con los ojos llenos de ese brillo propio de los que ven la oportunidad de algo nuevo y sonriendo se sentaron y le dijeron: — empieza.

Mirándolos satisfecho y medio serio a la vez, el doctor sonrisa, rápidamente se sentó, les invitó con señas a hacer un círculo prudente, y a atender profundamente. — Esto que a continuación os contaré sucedió en realidad, o quizás no. Poned las orejas bien alertas y los sentidos fuera de toda preocupación. — Les increpó con seriedad y barriendo a cada uno con una mirada misteriosa exclamó: — Abrid la mente, abrid el corazón y cada uno en su momento, con estas cinco historias que me conto, en su momento, mi amigo imaginario. Cuanto más real sea, mucho mejor. Sentaos bien, y no os mováis. Aquí os traigo la primera historia que ocurrió en mi hogar y vaya que fue asombrosa, como sé que lo serán las que le sigan. ¡Atended, atended!

El primer cuento es sobre la amistad, un conejo, un perro y el tiempo.

I
EL CONEJO, EL PERRO Y EL TIEMPO


El conejo estaba asombrado. Su reloj detenido no le hablaba, su tic tac constante ya no se oía y esto lo asustaba. El tiempo había parado.

De repente miró  alrededor y se dio cuenta que no era aquel bosque del que siempre se quejaba, en el que estaba… Era el patio de alguna casa, en algún lugar frio y con restos de alguna masticable y deliciosa fruta negra desparramados en el suelo. —¡Exploraré!, grito en su pensamiento, y  moviendo sus rápidas y acolchonadas patas, empezó a caminar.

Le llamo la atención aquella pequeña casa al final del inmenso patio y pensó:— ¡debe ser otro hermoso y buen concejo como yo!— Acercándose preparó su mejor sonrisa y dando un salto con estilo, se posó frente a la casa de madera y saludo con su mejor sonrisa —¡Holaaaaaa!, el señor Conejo el Relojero, para servirle.— Mas su sonrisa se volvió asombro, su rostro se entumió de susto y sus patitas se volvieron resortes, al ver que de la casa salía un gran perro, ladrando y corriendo a atraparlo con no muy buenas intenciones.

 El delirante conejo empezó a correr sin parar, sin saber a dónde llevar su conejoneidad, mientras el perro,  detrás de él, ladraba con la única intención de cogerle de la oreja. —Un hoyo, debo encontrar un hoyo. — Replicaba en su mente el angustiado conejo.  Y cuando sentía que el cansancio y la falta de un hoyo serian su último pensamiento, recordó. — ¡Pero si tengo el tiempo en mis manos! ¡Mi reloj en el bosque  hacia detenerse a las horas, los minutos y los segundos y aquí debe funcionar igual!

Tomando el mencionado artilugio, le dio un beso y le canto la canción del tiempo que  tanto le gustaba oír:

“Ya no corras tiempo lindo,

Ya no afanes tu camino,

Pues contigo, tiempo lindo,

Mi sonrisa es un cuento,

Y mi tiempo es tu tiempo.”

En aquel instante el tiempo sonriendo le respondió al conejillo: —Ese canto es un encanto, y a tu servicio me detengo. — El conejo suspirando exclamo —¡estoy salvado!— Y mirando  en su entorno, todo era un detenerse. Aquel can que lo seguía con la lengua fuera  no se movía. Cual estatua fría y sin vida, ni una pestaña retorcía.

El conejo muy contento empezó a acariciarlo y susurrando al oído le dijo —si moverte otra vez deseas, prometerme que no me comerás, deberás. — Y dudando y con miedo le canto de nuevo el tiempo:

“Corre ahora tiempo mío,

corre sin que nada te detenga.

Libertad es lo que tengo,

libertad es lo que tienes.”

El perro movió la cola y luego asombrado, observo al conejo y con la pata más inmensa le apretó de una oreja. —¿¡qué  me has hecho conejo travieso, que mis cuerpo era una estatua, pero en mi interior oía tu chillona voz!?— El conejo forcejeando respondió rápidamente —Sólo el tiempo he detenido para no ser comido. ¿Hay en eso algún delito,  mi estimado cancerbero?— El perruno desorientado analizó la respuesta del astuto conejo y replicó —pues, creo que no. Tan sólo tu vida decidiste salvar y lo lograste.

Y extendiendo su pata de nuevo, le saludo — Morita me llamo. Para servirle señor Conejo El Relojero. —

El conejo sonriendo, una venia le entregó y con el ceño fruncido, mirando alrededor le pregunto: — Este mundo está muy frio, se huele pena en el ambiente ¿Qué paso?.

— ¿¡Está historia que tiene que ver con la amistad!?— Interrumpió la doctora Impaciencia (si, era la niña más impaciente del barrio) al doctor Sonrisa. A lo que este increpó con una mirada seria: —No interrumpa damisela que aquí viene lo que usted consulta—  y mirando a todos dijo —no volváis a molestar con fastidiosas impaciencias por favor. ¿En  que estaba? ¡A sí!.

El conejo intrigado por un mundo detenido, frio y triste, consulto a Morita, cuál era la razón. A lo que esta respondió: - Las peleas conejo tontillo, más peleas entre humanos. ¿Acaso no sabes de ellas?

Rascándose la cabeza el conejo respondió: —pues no. Donde vivo todos nos llevamos bien, nadie busca hacerle daño a nadie y nadie jamás se pelea. Todos vemos por los otros y nunca dudamos hacer el bien al vecino y menos buscamos hacer daño a nuestro entorno. Por cierto ¿por qué se pelean los humanos?— El perro  asombrado miro al conejo y botando unas lágrimas le dijo: —Un humano no quiso compartir sus cosas, y otro se enojó y hoy todos están peleándose en esta casa. El conejo entristecido miro el cielo y susurrando increpo: —cuando no el humano y su egoísmo. ¿Tan difícil es comprender que compartir sin pelear hace más divertido todo?

Morita se sentó y meditó: —Razón tienes mi amigo conejo y es muy triste situación, mas mi corazón pregunta al tiempo ¿entenderá esto el hombre alguna vez?

El tiempo oyendo la pregunta salió del reloj del conejo relojero y respondió: — siglos van y siglos vienen mi perruno compañero, más el hombre nunca entiende la razón de su dolor. Busca todo para él, no comparte con su entorno, no le importa su vecino y menos oír a quien es sabio. Siglos pasan y siglos vienen y siempre es la misma historia. La humanidad es muy peleona.

Don Conejo y Morita junto al tiempo embelesados, mirándose las caras, se abrazaron y el conejo ya extrañando su hogar lejano, invito a don perruno a que se viniera a vivir con él y le pidió al tiempo les llevara a casa. 

Morita muy contento le pidió un momento y entrando a la casa de los humanos les miro, les movió la cola y salió corriendo.

—Sé que los humanos superarán este lio. ¡Vamos conejo!

Y cantando los tres nuevos amigos en un hoyo se metieron.

Fue la última vez que vi a mi perro.


CUENTOS DE MI AMIGO IMAGINARIO
Autor: Abdul Whitemetal

Continuará...





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